El contorno de ojos es un paso de la rutina facial esencial para cuidar como requiere la piel más delicada de nuestro rostro: la de alrededor del ojo.
Esta piel tiende a preocupar a muchas personas ya que las bolsas y las ojeras son un problema muy frecuente.
La piel que rodea a los ojos (tanto la zona inferior como el resto) es más fina, sensible y pierde más fácilmente la elasticidad y la firmeza. Si a esto le sumamos que es una de las zonas de la cara que más movimiento experimenta (pestañeo, gestos, etc.) lo convierte en la zona más frecuente donde más personas comienzan a identificar signos del paso de la edad como pequeñas arruguitas.
Por otro lado, es una zona donde hay menos glándulas sudoríparas hay y que más expuesta a pantallas está.
Las cremas de contorno de ojos están específicamente diseñadas para este tipo de piel y hay un contorno de ojos para cada una de las necesidades.
Se recomienda usarlo desde que se comienza a maquillar esa zona del rostro ya que a partir de entonces se somete todavía a más agentes externos.
Lo ideal es empezar con hidratación básica e ir adaptando el producto a medida que pasen los años o varíen las necesidades. Por ejemplo, un contorno de ojos reafirmante o contorno de ojos antiojeras.
La piel de la zona, más fina que la del resto del rostro, es por tanto muy delicada. Por eso, si usamos cremas específicas como el contorno de ojos pero lo aplicamos de manera bruta estaremos consiguiendo el efecto contrario.
Antes de aplicarlo, deberemos asegurarnos de que la zona está limpia. Se aplica dando pequeños toquecitos con el dedo anular para no ejercer mucha presión tanto en la zona de la ojera como en el párpado.
Repite este movimiento hasta que el producto se absorba intentando mantenerse alejado del ojo para evitar que se introduzca crema.
Esta forma de aplicación, además de no ser agresiva, ayuda a relajar los músculos de la zona y estimular la circulación sanguínea.
