Crema Facial
El uso de una crema facial es un paso imprescindible dentro de una rutina de cuidado facial completa.
La crema facial ayuda a aportar todos esos nutrientes que nuestra piel necesita y a sellar de alguna manera todos los activos e ingredientes incorporados en los pasos previos como el sérum facial o el tónico.
Importancia de la crema facial en la rutina de belleza
La piel está compuesta por tres capas: epidermis, dermis e hipodermis. La epidermis es la más superficial y cuenta con uso poros a través de los cuales se regula la temperatura y se expulsa, por ejemplo el sudor.
La forma en la que llegan a la piel determinados productos determina en la mayoría de casos los beneficios que nos pueden aportar. Los laboratorios cosmetológicos se encuentran en una búsqueda constante de la forma de encapsular los diferentes principios activos para lograr llegar hasta las capas más profundas de la piel para lograr mayores efectos posibles.
Las cremas faciales tienen, en la mayoría de los casos, el objetivo principal de brindar a la piel de la protección necesaria para que no se pierda por evaporación de líquidos, estos principios e hidratación de la piel.
Tipos de cremas faciales
Existen diferentes tipos de cremas faciales con diferentes tipos de objetivos: reafirmante, rellenadora, control de sebo etc. Sin embargo, además, existen diferentes texturas para adaptarse a todas las preferencias.
Textura gel: A base de agua y con una textura más ligera son ideales para pieles grasas o con tendencia acnéica. Su textura permite concentrar los principios activos sin dejar una sensación grasa o una apariencia estética brillante.
Textura loción: esta es la textura más neutra que suele gustar en mayor o menor medida a todo tipo de pieles ya que no es grasosa y no altera la piel.
Textura cremosa: esta está especialmente pensada para pieles secas o maduras ya que aportan un nivel muy alto de nutrición. También son perfectas para la noche para aportar ese extra de hidratación que muchas pieles necesitan.